Equipos de la LUZ
El mago naranja entro en el templo
y allí lo esperaba el Rey. Sobre el altar tenía una caja cerrada que parecía
lista para ser abierta. El mago no entendía nada de aquella convocatoria, sin
embargo se debía a aquel que en algún momento fue su bastón.
-¿Porqué me llamaste, mi Señor? –preguntó
el mago.
-Tengo noticias para darte. Hay
quienes te acompañarán este año en el entrenamiento de los jóvenes de este
templo –le anunció el Rey con una sonrisa.
Entonces notó las tres criaturas
pequeñas que lo miraban desde detrás de la caja. Un gorrión negro, un colibrí azul
y un camaleón de mil colores. Los tres brillaron y se convirtieron en tres
jóvenes magos de sus respectivos colores. Estaban llenos de energía y alegría.
El mago naranja no puso evitarlo, sonrió al verlos.
-¿Ellos son mi equipo?
-Los entrenarás para el futuro,
serán tus bastones, se convertirán en tus aprendices y compañeros –le dijo el
Rey.
Luego, el Rey tomó la caja y la abrió. Dentro, una nueva varita esperaba ser tomada.
-Con ella harás tu magia.
…
Esta vez el Rey lo llamó a un
faro. El mar estaba tranquilo aquella noche, y las estrellas brillaban tan
intensamente como la luna.
-¿A qué se debe el encuentro en
tan luminoso lugar? –preguntó el mago sonriente y algo confundido.
-He llamado a otros para tu
segundo equipo, con el que llamarás a tantos otros jóvenes a que se conviertan
en ladrillos de mi iglesia –contestó el rey entre sonrisas.
Volando desde el horizonte, una
criatura envuelta en fuego se acercaba. Mientras, desde el otro extremo del
campo visual, alguien caminaba hacia ellos.
-Creo conocerlos –comentó el
mago, y volvió a sonreír.
El fénix aterrizó junto al mago,
mientras la elfo se acomodaba al otro lado. Los dos recién llegados brillaron y
tomaron su forma humana. Ella era un pintora de arcoíris, mientras que él era
un lector de runas.
-Lector, los guiará en las
escrituras. Pintora, los llenarás de colores y alegría. Mago… vos sabés que
hacer –dijo y los cuatro rieron.
-Todavía no me dijiste porqué nos
trajiste a este lugar –recordó el mago.
-Imaginen que todas esas
estrellas que brillan tan tímidamente son las almas que deberán empezar a guiar
–explicó el Rey-. Todas esas estrellas tienen el potencial de convertirse en
este faro, o en uno muy parecido, guiando a los barcos en medio de la
oscuridad. Ustedes serán la Luz dentro de un grupo de personar, que a su vez
serán Luz entre miles de pequeñas estrellas. Hoy los invito a animarse a ser
Faros, a ser Luz.
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