Servir, Misionar, Amar, Crecer...
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Servir, misionar. Es una forma de amar. Creo que hasta puedo hablar de la forma más completa que conozco de amar. Cuando uno misiona, o sirve a Dios como instrumento, se entrega completamente a ello. El alma se cansa a la par del cuerpo, pero como el alma tiene esa energía divina que nos da el amor, sigue adelante aunque el cuerpo diga basta. Por eso también Dios nos dotó del cansancio, para poder frenar cuando las revoluciones se están excediendo. Con el cansancio llega el mal humor, la desesperación, la angustia. Pero el cuerpo sabe decir basta, el alma frena con nosotros y tras el descanso, volvemos al camino. Ahora, el último tramo es el más difícil, y allí entra en juego esa energía que tiene el alma, y el cuerpo, no. Nos da empujones, pero no desde nosotros mismos, sino desde otros. Misionar es una responsabilidad. Cargamos un tesoro en nuestras manos, en nuestras sonrisas, en nuestra fe. Ese tesoro es palabra, vida, es amor y fe, es crecimiento. Cargamos una semilla que pront...