La leyenda del beso en la nalga o la conquista de Granada. (Luis Sánchez Pollack)
Si empezanos con tonterías, terminamos y en paz. Pero como no queremos terminar, ya que somos como la UCD, vamos a seguir otros veinte años con la misma leyenda. Ab El Hasan, de CC.OO., hallándose un día en la mezquita de Córdoba sumido en problemas sobrenaturales, quedóse dormido sobre la aljofifa. El rey moro, empuñando un algorí de Almodóvar, se acercó a él, como aproximándose. Y dijole: -Es la hora nona, esa hora en que los mezquíes cubren su cuerpo con sarmiento, impregnado en bahorí. Sube al monte y dile al Ben Zoato que no taña más campanas ni queme más saumerios. De lo contrarío, Granada será dominada con el seis doble. A lo que el contertulio almoraví contestó sin bajarse los pantalones: -Oh, señor. Soy hijo del Cebedeo, primo hermano de Camuñas Iscariote, sobrino de don Zanguán y nieto de Somosaguas. Al oír estas palabras, la reina Isabel, que se estaba bañando por primera vez en la vida, le arrojó una corteza de la su roña a la testa, dejándolo tan mal herido que ...