Otro camino...
Caminaba por un sendero angosto. Las araucarias se aglomeraban imponentes y sabias, en aquel extraño lugar. El viento soplaba suave y fresco, al tiempo que el sol llegaba al cenit. Si tan solo las voces hubiesen dejado de hablar... Comencé a transpirar. Sabía que estaba cerca, aunque no cuanto. Ya me habían advertido, cuando llegase a ese punto me perdería y me costaría mucho volver a encarrilarme. El sol ya comenzaba a ocultarse cuando vi el destello entre los árboles. Las voces molestaban, ahora estaban gritando. Mi cabeza ya no quería seguir. Cuanto mas cerca estaba, mas miedo tenía. Ahora las voces eran un solo y unísono grito. Sabía que si lo tomaba, todo cambiaría y tal vez nunca mas volvería a aquel lugar. Desperté a orillas de un río. Reconocí el lugar, era de donde había comenzado. Por un segundo me desesperé. Pero allí estaba, lo tenía en mi mano. Al final, sabia que iba a volver... pero tenía como continuar...